Después de mucho tiempo y desde la tranquilidad de mi casa... cuando todo empieza a silenciarse porque estamos llegando a las 22:30, retomo esto que fue como un compromiso suspendido por varias razones, fundamentalmente el tiempo y algunas experiencias un tanto fuertes que han requerido -y todavía requieren- buena parte de mi atención... El primero de enero a las 9:00 de la mañana papá volvió a la casa del Padre... después de esta pascua se sucedieron otras que nos fueron ayudando a mirar la "hermana" muerte con ojos distintos... como si mirándola de cerca y teniendo la gracia de ser testigos oculares del tránsito de seres tan queridos, fuese más fácil percibir cómo la "santidad" le quita la apariencia macabra y le devuelve ese rostro que pudo contemplar el Hermano Francisco y que le permitió llamarla "hermana"... Mucho recibimos y seguimos recibiendo de esos últimos momentos fundamentalmente de papá y de Josefina -una gran mujer de 74 años-...
Muchas veces en estos últimos años, cuando me tocaba acompañar el dolor de la despedida de seres queridos, optaba por una ceremonia sencilla, casi parca, donde la única palabra que encontraba lugar era la que se escribe con mayúsculas, la Palabra de Aquel que pronunciando crea... No me atrevía hacer ruido con ninguna palabra en nombre propio, porque siempre me pareció que el dolor era tan grande que, como los amigos de Job [Job 2,13], era mejor guardar silencio... después de estas últimas experiencias me resulta bastante difícil no "decir" que es posible vivir este "paso" de otra manera... sin querer faltar el respeto al dolor, minimizándolo o espiritualizándolo, veo la necesidad de compartir lo que hemos experimentado... es verdad que, como dice Juan, hemos recibido gracia sobre gracia... y que la última palabra la tiene la Vida... una vida que no se hace esperar postergándose para "el más allá"... una Vida que vive, sufre, muere y resucita con los nuestros y en nosotros... sé que papá sigue haciendo historia con nosotros, más vivo y cerca que nunca... Para algunos esto puede ser una ilusión, yo prefiero vivir creyéndolo, haciéndolo parte de mi vida... según aquel hombre que atravesó los campos de exterminio y masticó duro el tema del sentido, es un derecho que no se me puede arrebatar... Me parece inútil esperar hasta "la otra vida" para aprender una relación diferente con papá... quiero ir viviéndola desde ahora...
Ahí va una foto pa los que no conocieron a papi... y para los que lo conocieron también...