Un poco de música

sábado, 22 de noviembre de 2008

Todo acabará bien...

Dicen que hace unos 700 años, Jesús le dijo a Juliana de Norwich: El pecado es necesario, pero todo acabará bien... Esas palabras parecen haber golpeado tan fuerte a la mística que, después de meditar largo sobre el tema, parecía querer compartir el resultado de las idas y vueltas del corazón y la mente diciendo: Todo acabará bien, y todo acabará bien, y cualquier cosa, sea cual sea, acabará bien...
Posiblemente los que han entrado estos días en el blog se fueron con cierta desilusión porque desde hace poco menos de una semana esto no se ha renovado... Por una parte estuve lejos de la posibilidad de Internet, y por otra no he contado con demasiado tiempo como para compartir estos renglones que quieren seguir alimentando la búsqueda...
Creo que si nos agarramos fuerte de esta visión de la vida con que se encontró Juliana de Norwich, una visión transfigurada por la experiencia del Dios que ama la Vida y transforma lo más negativo en posibilidad de plenitud, entonces seguro que superaremos la barrera del cansancio y el desgano...
La canción de Eduardo Meana que pueden escuchar apretando play ahí arriba es como la clave de por qué al final todo acabará bien... acá va la letra:
Si quieres, te acompaño en el camino,
y en el camino vamos conversando.
Y al conversar, tus hombros se descargan;
descargas, pues tu peso voy llevando.

Pues pesa el peso de tu desencanto
y es tu resignación aún más pesada.
Pero te sostendré, pues ya sostuve
la cruz de toda cruz en mis espaldas.

Me duele que te alejes de los tuyos
y el creciente dolor de tu aislamiento;
pues toda mi pasión es ver reunidos
a los hijos de Dios que andan dispersos.

Yo sé que ya no crees en nuestro sueño.
Buscas seguridad retrocediendo.
Pero hasta en dirección equivocada
lo mío es ir contigo, compañero.

Si quieres, te acompaño en el camino.
Si quieres, hoy me quedaré contigo.

Escucha profecías, peregrino,
no seas testigo de desesperanza.
Es hora que levantes la cabeza
y, aunque anochece, alientes la confianza.

Pues es posible ver de otra manera
la trama que se te hizo tan confusa
¿No ves el hilo de oro de la Pascua
que rediseña todo lo que cruza?

¿No ves que desde dentro de las muertes
la Muerte fue implotada y ya no mata?
Y se revela el Nombre de la Vida.
Y el nudo que te ataba se desata.
Partir juntos el pan en nuestra mesa
descifra quienes somos y seremos.
La Pascua nos irrumpe, Amor de amores:
lo más vivo venciendo lo más muerto.

Por fin sabrás quién soy, sabrás quién eres,
mientras despiertas del antiguo sueño.
Y entenderás que es fiel a sus promesas
el Dios que prometió ser compañero.

Y de la historia mía y de la tuya
ya no te escaparás, ni tendrás miedo.
Verás la historia como historia abierta
y la esperanza arder su ardor sereno.

Y sentirás nostalgia de tu gente.
Y querrás compartir tu aliento nuevo.
Sin más demora, ponte ya en camino.
Sin más demora, ponte en medio de ellos.

Y brillará en tu fe de caminante
mi nombre y mi misterio de “Camino”,
y de mi fiel Estar-Acompañando
tu amor de acompañante será el signo.

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