Un poco de música

lunes, 3 de noviembre de 2008

Una gran amiga...

Ustedes sabrán disculparme si en esta entrada me vuelvo larguero y verborrágico... pero no es tarea fácil presentarles a una gran maestra y amiga... aunque entre sus pasos y los míos hay 800 años de distancia; sin embargo, como Francisco, parece jugar con la distancia y la cercanía y no le cuesta tanto convencerme que el tiempo es mensurable y que mejor sería hablar de él en términos de intensidad que aumenta y disminuye antes que en períodos que se suceden unos a otros...
La mujer de quien quisiera hablarles se llama Ángela y nació en Foligno -Italia- alrededor del 1248 aproximadamente... conocemos tan pocos datos biográficos de ella que algunos han querido sostener su "no" existencia... pero da la impresión que su experiencia se resiste al olvido... tanto que ultimamente, el mismo autor que hace poco más de 20 años preguntaba -provocativamente- si Ángela habría existido, terminó su intervención en un congreso diciendo: Si el lector nutre todavía la ilusión de que Ángela sea suya, sin dudas es porque a través de los siglos, la voz de esta mujer parece dirigirse de manera personal a cada uno. Esto constituye la prueba de que ella puede hablar a todos, aunque esto no debe desanimarnos en el intento de escucharla juntos... así quiso finalizar su discurso Jacques Dalarum -un historiador francés-, sobre la lectura de Ángela a través de los siglos, hace pocos días... Escucharla juntos... esa es la propuesta. Así como nos irán acompañando algunas palabras de Francisco, Clara y otros tantos y tantas que supieron atravesar la historia con férrea fidelidad a la pequeñez y simplicidad -que tiene tanto de locura- hoy vamos a compartir algo de Ángela... Ella dice que nada hay más importante que la oración, comencemos entonces por ahí... estas son sus palabras: Cuanto más ores tanto más serás iluminado; cuanto más seas iluminado tanto más profunda y noblemente verás al supremo bien y las cosas sumamente buenas. Cuanto más profundamente y excelentemente veas tanto más las amarás, y cuanto más las ames tanto más te deleitarán. Cuanto más te deleiten tanto mejor las comprenderás y te harás más capaz de comprenderlas. Luego vendrás a plena luz, pues comprenderás que no puedes comprender... [Instrucción III]...
La oración, para Ángela, no es un acto piadoso... un "instante" que le regalamos a Dios -como si a Él le hiciese falta nuestro tiempo-... la oración -dice- nos es más que conocer a Dios y conocerse a sí mismo... por tanto "todo" lo que me revele a Dios o me revele algo de mi mismo, es oración... A lo largo del camino que Ángela recorre, se va dando cuenta que ella es tan inefable como Dios, y el único que puede realmente conocerla es Él, entonces Él capaz de revelarle quién es ella realmente... esto tiene inmensas consecuencias... que podemos ir compartiendo en los próximos días...

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